El enfoque psicoterapéutico denominado EMDR (siglas en inglés que se traduce como desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares), creado por la doctora Francine Shapiro, ha mostrado su eficacia para el tratamiento de traumas o experiencias difíciles.
Esta técnica defiende el Modelo de Procesamiento Adaptativo de Información (PAI) que asume el concepto de auto-curación psicológica, similar a cuando el cuerpo pone en marcha mecanismos de curación de una herida.
De esta forma, cuando este sistema se bloquea o interrumpe, pueden expresarse diversos síntomas asociados con diferentes trastornos como respuesta poco adaptativa a estímulos del presente, como por ejemplo:
-Ansiedad
-Depresión
-Fobias
-Pesadillas
-Falta de auto-confianza, etc.
En relación a los eventos traumáticos, la doctora Shapiro hizo una distinción entre traumas con T mayúscula, y con t minúscula, siendo los primeros aquellos bien definidos en los manuales y que se pueden resumir en situaciones de riesgo para la vida de persona o peligrosos (terremotos, agresiones sexuales, accidentes graves, guerras…).
Los traumas con t minúscula son en esencia más sutiles, no obstante pueden generar un impacto significativo en la persona afectando a su propia autoestima o adaptación en su vida, es decir, sobre el modo en que se percibe a sí misma, a los demás o al mundo que le rodea, ejemplos de ello pueden ser: humillaciones, desprecios, críticas, comentarios dolorosos, etc.
La aplicación de EMDR puede contribuir al procesamiento e integración del trauma, logrando una disminución de los síntomas o trastornos que afectan en el presente a la persona y promoviendo una sana resolución.
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